Plaza Juan Yagüe, 1, S.Leonardo de Yagüe
975 37 60 27

Naturaleza

ENTORNO NATURAL

La villa de San Leonardo se asienta sobre una falla geológica que aporta gran variedad de suelos y, por tanto, propicia para la existencia de numerosas especies vegetales. Está orientada al Noroeste del mapa provincial y su término se inserta en la «comarca de pinares», de extensos bosques de pinos que representan una de las mayores manchas verdes del territorio peninsular.

El relieve, más bien suave, con laderas y valles de poca pendiente, presenta cumbres como la de San Cristóbal de 1.288 m., el Castillo de 1.128 m., Valdevalero con 1.137 m., el Cuchillejo de 1.223 m. y Cabeza Gorda con 1.100 m.. Destaca el Alto del Sixtil, junto a la Flecha con una cota de 1.325 m.

Rodeada de pinares (su madera “Pino Soria” es reconocida por su calidad) y asentada sobre una falla geológica que aporta gran variedad de suelos y propicia la existencia de numerosas especies vegetales características de cada suelo, pasa del gran bosque de pinos albares y negrales del norte a los autóctonos pinos pudios de los bosques del sur. Dejando la frondosidad del pinar y en dirección a Arganza, el paisaje cambia para ofrecer un suelo cubierto de vegetación combinando el enebro, la sabina, la carrasca con plantas aromáticas de todo tipo, como el té de roca, el tomillo y el espliego.

La masa forestal ocupa más del 60% del término municipal. El resto se reparte entre tierras de labranza dedicadas a cereales, pastos y una pequeña extensión de huertos en los aledaños del pueblo.

En su termino se halla el emblemático Parque Natural del Cañón del Río Lobos (el puente de los Siete Ojos, centro del Cañón se encuentra a 5 kms. de la villa). Escarpados acantilados de formaciones calizas y tonos multicolores adoptan formas fantásticas que invitan a soñar en un espectáculo grandioso.

La fauna salvaje es asimismo variada: jabalí, corzo, zorro, tejón, liebre, conejo, etc. y entre las aves destacan el águila real y el buitre leonado.

En cuanto a la micología es innumerable la variedad de hongos y setas que existen en nuestros montes y prados.

CAÑÓN DEL RÍO LOBOS

El Cañón del Río Lobos es un ecosistema natural de gran interés debido a la belleza del paisaje así como a la diversidad geológica, faunística y florística que posee. Fue declarado Parque Natural el 17 de octubre de 1985 por la Junta de Castilla y León y la Comunidad Europea lo designó Zona de Especial Protección para las Aves en 1987. Ocupa el cuadrante noroccidental de la provincia de Soria y parte del extremo sur de la de Burgos. Se trata de un territorio de 9.580 has. que pertenece a varios términos municipales entre ellos San Leonardo de Yagüe.

Está considerado uno de los paisajes más bellos de España, un lugar que se mantiene en su estado natural más puro y que cuenta con una gran variedad de flora y fauna.

Entre los árboles, el más significativo es el enebro o sabina albar que convive con el pino pudio, la encina, el fresno, los chopos o incluso el tejo. Destacan entre los matorrales, la gayuba y la aliaga acompañadas de especies aromáticas del páramo, tomillos, espliegos y salvias. Entre los remansos del agua flotan las grandes hojas de nenúfares.

La fauna del cañón es singular. Las aves tienen una nutrida representación, en las repisas y oquedades de las paredes del cañón. Anidan aves como el buitre leonado, el águila real, la perdicera y la calzada, el halcón peregrino, el azor y diversas rapaces nocturnas como el búho real, la lechuza, el mochuelo y el autillo. En el medio acuático destaca la garza real.

Entre los mamíferos encontramos el corzo, el jabalí, el tejón, el gato montés, la ardilla y la nutria. En la fauna piscícola predomina la trucha común, el barbo común, la boga y la bermejuela.

Sus rocas también merecen una especial atención puesto que en ellas encontramos más de cien millones de años de historia geológica. El subsuelo inundado de acuíferos talla simas, torcas y cuevas que se asoman a la superficie, convirtiéndose en una delicia para los aficionados al espeleobuceo, que lo describen como uno de los lugares más atractivos de Europa.

Subiendo la Cuesta de la Galiana, entre los macizos rocosos y junto al cauce del río, se llega al mirador de este mismo nombre, desde donde se puede admirar una espectacular vista del cañón.

Si remontamos el río, el camino se dirige hacia la ermita románica de San Bartolomé, único resto del desaparecido monasterio templario de San Juan de Otero, construido por los monjes templarios en el primer tercio del siglo XIII. El 24 de agosto se celebra la romería de San Bartolomé. En esta romería se rinde veneración a la Virgen de la Salud, talla románica, a la que se le atribuyen numerosos milagros. A partir de aquí una senda continua junto al río, encajada entre paredes de hasta 200 metros y rodeada de sabinas y pinos hasta llegar al llamado Puente de los Siete Ojos. A partir de este lugar, el cañón se hace más estrecho y muy pronto se interna en la provincia de Burgos.

CASTRO DEL ARENAL

Este pequeño cerro situado en las inmediaciones de San Leonardo, en el paraje denominado Valdevalero, antiguamente conocido como «Cuesta el Trigo», albergó desde la Primera Edad del Hierro hasta el momento culminante de la cultura celtíbera, el primer núcleo de población que podríamos considerar como remoto embrión del San Leonardo actual.

Se trata de un cerro de cumbre alargada, orientado de Noroeste a Sureste, cuya cota máxima alcanza los 1.128 metros de altitud. El emplazamiento, con una altura destacada, reúne unas condiciones óptimas para su defensa y el control de su entorno. El acceso al mismo puede hacerse a través de su cara suroeste, desde la carretera de San Leonardo-  Burgo de Osma. Junto a la ladera Oeste de dicho castro se encuentra la «Cueva del Milano» por ser habitual que esta ave rapaz anidara en una pequeña oquedad rocosa junto al espigón del asentamiento, igualmente en dicha ladera se halla una gran roca arenosa blanca de la cual se extraía la arena que antiguamente servía para la limpieza de utensilios domésticos.

Encuadrado en la Edad de Hierro, perteneciente a la Cultura de los Castros con el sistema de piedras hincadas; dos fosos delante de la muralla, de plena época celtibérica y la tipología de la cerámica correspondiente a la Edad de Hierro Antiguo- Medio del siglo III a.C.

Este castro debido a su situación estratégica, estaba dotado de inmejorables defensas naturales. Contaba en su interior con un recinto amurallado de unos 21.185 metros cuadrados. El flanco Sureste, que era el más vulnerable, estaba protegido con una voluminosa muralla que ha quedado reducida en la actualidad a un enorme montículo de cima redondeada y en parte arbolada de pinos y matorrales. Para complementar las defensas se excavó un doble foso. La tipología de su emplazamiento tenía forma de «espolón».

Las características del territorio ocupado por los castros los hacen especialmente adecuados para la actividad ganadera, con rebaños de ovejas y vacas, estando presentes además los caballos y los cerdos. También se cultivarían cereales y se aprovecharían los montes y bosques circundante para la recolección de frutos y para la caza.

Las viviendas adosadas a la muralla, quedaban separadas de ésta por una pared de adobe en la que embutían pies derechos de madera donde apoyaban las vigas, base de la techumbre, que recubrirían con cañizos, ramajes y barro. Su estructura era circular.

Hasta hace pocos años aún se podían distinguir sobre la ladera Este, los restos de su muralla. Actualmente dicho terreno pertenece a la Sociedad de Valdevalero, la cual lo ha repoblado de pinos, a consecuencia de este hecho el castro se encuentra ligeramente desfigurado.

Dicho Castro es, en definitiva, un tipo de estructura defensiva, única hasta ahora dentro de los castros celtibéricos de la provincia de Soria.