Plaza Juan Yagüe, 1, S.Leonardo de Yagüe
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Tradiciones

EL TRAJE

El traje regional de San Leonardo de Yagüe familiarmente conocido como traje de «serrana» se compone de medias de lana blanca y zapatos de paño negro o ante.

  • Sobre las enaguas blancas se coloca una saya o falda de paño rojo ribeteado con tiras de terciopelo negro.
  • Cubre la saya un delantal negro adornado con bordados, lentejuelas y abalorios.
  • En la parte superior, un jubón de seda negra con mangas que terminan en una puntilla plisada en el puño.
  • Sobre sus hombros, se coloca un mantón de serrana o de Manila, ricamente bordado con motivos vegetales o animales (ramos de flores, pavos reales, etc.).
  • Finalmente se adorna el cuello con una cinta de terciopelo de la que cuelga un medallón.
  • El peinado es también de vital importancia, con raya central, pequeñas trenzas laterales y rematado en moño de picaporte del que cuelga un lazo de raso negro. La riqueza del traje de serrana tiene un especial atractivo por su elegante sobriedad.

Esta tradicional indumentaria, también conocida como traje de «piñorra» es muy similar entre los distintos pueblos de la comarca. Fue el traje de gala por excelencia y aún hoy se luce, de forma más folclórica, en algunos días señalados como el de Santa Águeda, en el que las mujeres, según marca la tradición, se convierten en las protagonistas del festejo, nombrando incluso «alcaldesa» por ese día.

En cuanto al traje de «serrano», podemos decir que está compuesto de:

  • un calzón semilargo, confeccionado con pana negra rayada, que se ajusta sobre las calcetas blancas por medio de lazos o botones.
  • Chaquetilla corta, con cuello y solapas de terciopelo.
  • Chaleco de paño por el frente y por la espalda de bayeta de colores según los pueblos.
  • Calza alpargatas blancas con cinta negra y se toca bien con boina negra o con el sombrero castellano de ala ancha.
  • Camisa blanca de cuello alto.
  • Y como prenda de abrigo, capa negra, de paño de merino, con esclavina.

EL REINADO DE NAVIDAD

El Reinado de los Mozos, que todos los años se celebraba en Navidad, es otra de las tradiciones del pueblo interrumpida durante casi cuarenta años. Los mozos se reunían antes de las fiestas para elaborar un reglamento que habría de regir en las fiestas navideñas.

Se nombraba «un alcalde» entre los de más edad; «dos aguaciles» que mantenían el orden y golpeaban con una paleta de madera al que no acatara las decisiones; «un secretario» responsable de las cuentas y «un tesorero» encargado de los fondos.

El día de Pascua, para dar la paz en misa se nombraba a dos mozos: uno la transmitiría a las mujeres y otro a los hombres. La víspera de este día, los mismos mozos, buscaban dos casas en las que sólo hubiese hijas, donde comieran y cenaran respectivamente los gaiteros. El no cumplir con este compromiso representaba que ningún mozo bailaría con ellas durante las Navidades.

La fiesta del Reinado terminaba con un banquete que se costeaban los mozos con la ayuda del Ayuntamiento.

LAS DANZAS

No se conoce con exactitud la historia de estas danzas. Posiblemente sean celtibéricas y su origen puede remontarse a las danzas guerreras de nuestros ancestros, celtas y celtíberos. Con el paso del tiempo, se han convertido en danzas religioso-guerreras. Se realizan en las festividades de las Candelas y de San Blas al finalizar la misa en el interior de la Iglesia.

Pilar Andrés Rebollar escribió en su libro «Etnografía y Folklore» que lo que tradicionalmente fue popular y se bailó por pastores trajeados de paño, D. Juan Manrique de Lara y su esposa Dª Ana Fajardo «Señores de San Leonardo por la gracia del Rey D. Felipe II», las transformó en vasallaje para asimilarlas a corte, gala o servidumbre de su misma casa. Fueron estos nobles, quienes dieron a los danzantes traza e indumentaria de Majos del siglo XVIII, con chaquetillas o chambras adamascadas, chaleco rameado, faja de seda, pantalón rojo de paño, blanca camisa con remates, pechera y puño de puntilla, medias blancas y zapatos negros con hebilla de plata, y para adornar la cabeza un pañuelo charro.

Tal debió ser el prestigio, categoría y dignidad con la que las danzas se representaban que los danzantes salían a escena asistidos o escoltados por cuatro maceros.

Suprimidos posteriormente los maceros, no fue el caso de la lanza que aún se utilizó como objeto incorporado al menaje mítico, simbólico y escénico de la noble danza pastoril y guerrera con talante de ofrenda ceremonial.

Actualmente, ya no es así, no hay indumentaria de pastores ni escolta de lanceros con castos macizos de plata en la testa, aunque lo que sí permanece es el traje del siglo XVIII.

Se sabe que las danzas se bailaban y ofrecían a la virgen del Rosario para posteriormente hacerlo a la Virgen de las Candelas y San Blas.

Las danzas son once, cada una con su música y letra, pero en la actualidad no se cantan, la música de las danzas se interpreta con dulzaina, seguida por un redoble de tamboril.

El número de danzantes es de ocho, asistidos por dos “bobos o zarragones”; se colocan en dos filas de cuatro, mirándose; al iniciarse la música saltan, cambian de posición, se agachan, etc. (según los pasos de cada danza), al tiempo que dan golpes rítmicos con el palo de madera de acebo que llevan en la mano. Para bailar las tres últimas danzas se utiliza un palo y una cobertera pequeña, a modo de escudo de madera en la mano izquierda.

Finalizadas las danzas, una procesión dará término a este rito ancestral. En la procesión, danzantes y pueblo bailan frente a San Blas y la Virgen del Rosario (que se convierte en estos días en La Candelaria) con ardor y alegría, sirviendo de nexo de unión entre lo sagrado y lo profano.

LOS CAPONES

Se celebran el día 4 de febrero. El hecho tradicional consistía en colgar de una cuerda, que cruzaba la carretera a la altura de la plaza mayor, un gallo con la cabeza hacia abajo. Aquel jinete que conseguía decapitarlo recibía el premio y los honores.

En la actualidad, las cucañas, carreras de sacos, pucheros y cántaros con sorpresas y otros juegos, han sustituido aquel recuerdo.

LA MATANZA

A mediados de febrero se realiza el rito de la matanza del cerdo con la posterior degustación de los manjares que de él se extraen.

Este rito se desarrolla gracias a la asociación cultural “La Caldereta” y su objeto es mostrar a las nuevas generaciones como se llevaba a cabo la matanza de dicho animal y como se obtienen de él los productos típicos tan tradicionales en nuestras tierras sorianas.

SAN MARCOS

Recuperada recientemente, en 1993, gracias a la asociación de la 3ª edad, se celebra el 25 de abril, en la ermita de la Virgen de la Vega.

Ese día se celebra una misa y es llamativo e incluso emotivo el momento en el que los vecinos de San Leonardo de Yagüe y Arganza entrecruzan sus respectivos pendones a la puerta de la ermita como símbolo de fraternidad entre los dos pueblos. Al finalizar la misa tiene lugar la bendición de los campos evocando esas rogativas que se realizaban cuando antaño había mucha más gente trabajando en el campo.

Costumbre, de profundas raíces, era la de repartir caridad en este día. La caridad consistía en dar a todos los allí presentes pan y vino, cuyo gasto corría por cuenta del Ayuntamiento. Ahora esta costumbre se lleva a cabo gracias a esta asociación.

TENTERENULO

Durante el mes de Mayo, todos los días, anunciando el mediodía, se conserva la costumbre de repicar el “tenterenulo” en las campanas de la iglesia de San Leonardo de Yagüe.

Ésta costumbre responde a la creencia de que mediante el repicar de las campanas las tormentas se contenían y no producían los temidos daños en el campo. Así mismo, servía de orientación para aquellos que se encontraban en el campo, lejos del pueblo.

La letra que cada pueblo adapta a este soniquete es diferente.

En San Leonardo dice así:

Tenterenulo,
tenteretú.
Más vale Dios
que todo tú.

LAS COMEDIAS

Bien conocido de todos los habitantes de San Leonardo y de la Comarca de Pinares es la tradición y el gusto por el teatro o las «COMEDIAS», nombre con el que los habitantes de San Leonardo las conocen habitualmente. Es una tradición que viene de lejos y empezaron a representarse para celebrar las fiestas de invierno.

En San Leonardo, como en muchos pueblos de la provincia siempre se ha contado con la existencia de un Teatro Municipal, lo que demuestra una secular tradición dramática. Tanto es así que en el año 1932 Federico García Lorca eligió la provincia de Soria para su primera salida con su compañía de teatro «La Barraca». Debutando en el Burgo de Osma, y realizando su segunda representación en esta noble Villa.

LAS ÁNIMAS

«Las Ánimas» es otra de las fascinantes tradiciones que encontramos en San Leonardo. Se celebra el día 2 de noviembre en los diversos altos o cerros de San Leonardo como son: El alto de la Horca, el alto corral, la Loma, la peña de los Villejos. Allí se encienden hogueras y entorno a ellas en un bote preparado y con una alambre como alargadera se introduce una piña ardiendo y dando vueltas al bote se canta: Al ánima, al ánima, la torre se ha caído.
Ésta es una remota tradición que se ha ido transmitiendo de padres a hijos a lo largo de todos estos años.